¿Quieres empezar a ser constante y no sabes cómo? Usa estas dos armas que nunca fallan.
Ser constante es casi imposible... ¿no es verdad?
Es decir, planeas tu día, desde que pones el primer pie en el piso, hasta que recuestas la cabeza de la almohada.
Organizas mil actividades: primero te prepararás tus comidas del día. Después al trabajo, ordenarás tu escritorio y adelantarás tareas. Luego al gimnasio y finalmente, al llegar a tu casa, plancharás la ropa, te ducharás, leerás 3 capítulos de tu libro y dormirás.
Suena como un día productivo.
Pero, ¿qué pasa realmente?
Te despiertas sin ganas de cocinar ("mejor agarro algo en el restaurante cerca del trabajo").
Tu pila de tareas del trabajo sigue creciendo ("solo un vídeo más de Facebook y me pongo a trabajar").
¿Y el gimnasio? Mmm... mejor vas mañana.
Y es que en realidad, es difícil mantenerse constante con las metas o tareas que te propones día tras día.
A veces, surgen imprevistos. A veces, el tiempo no rinde. O quizás, a veces, solo procrastinas.
Pero el problema real es que te agobia el hecho de dejar de cumplir tus tareas. Cada vez te sientes un paso más lejos de lo que quieres lograr... Tu motivación se evapora. Y finalmente decides abandonar.
¿Qué hacer entonces?
Bueno, si eres como la mayoría, puedes seguir confiando en tu motivación para ser constante.
A veces funciona. Pero la mayoría de las veces, no.
Afortunadamente hay una manera mejor y Joan Climent, te la explica en el artículo de hoy.
¿Solo es cuestión de motivación?
La verdad sobre la constancia en el deporte, en la dieta o en el trabajo: muchos creen que no son constantes por falta de motivación.
Dicen: “Los primeros días estoy dispuesto a todo pero después de un tiempo pierdo las ganas. Si estuviera más motivado seguro que conseguiría ser constante". Si sólo fuera la motivación…
¿Realmente quieres ser más constante en lo que te propones?
Tienes que hacer dos cosas:
- Entender por qué no eres constante por naturaleza.
- Tener estrategias preparadas para impulsarte a seguir con el plan, aun cuando pierdes las ganas. De lo contrario, jamás terminarás las cosas que empiezas.
Lo que puedes encontrar por Internet son pequeños trucos, estrategias que no dejan las cosas muy claras o simplemente consejos que cada uno puede tomarse como quiera.
Eso está bien. Pero tú buscas lo mejor, buscas resultados.
El arte de procrastinar
La constancia significa hacer las cosas que debes hacer, cuando las tienes que hacer, incluso si no quieres hacerlas. Procrastinar es lo contrario.
La R.A.E define la constancia como: “Firmeza y perseverancia del ánimo en las resoluciones y en los propósitos”.
Sin embargo, solo el 10% de la gente cumple sus propósitos de año nuevo. Al parecer, te cuesta mantener una promesa contigo mismo.
¿Por qué?
Bueno, gran parte de la culpa la tiene tu impaciencia. Quieres resultados ya, quieres saltarte todo el proceso, quieres empezar a construir la casa por el tejado.
Cuando te propones algo te centras en la meta.
Tania Sanz lo pone visualmente de la siguiente forma:

Por ejemplo:
Como bajar de peso sin dieta o leer 1 hora al día.
Te olvidas de que el resultado final es la punta del iceberg. Para llegar a la meta es necesaria una base sólida. Allí entra la constancia.
Pero, aunque te des cuenta de todo el camino que te queda para llegar a tu objetivo, sigues sin conseguirlo. Te desvías una y otra vez del camino.
¿Por qué cuando te dispones a trabajar en la computadora terminas en Facebook, Youtube, Instagram, etc?
Sabes que debes trabajar, sin embargo, no lo haces…
¿Por qué? La respuesta está en la Tabla de Prioridades.
Prioriza y vencerás
Básicamente tienes que tomar todas tus actividades (trabajar, estar con la familia, leer, hacer deporte) como prioridades en tu vida.
Universalmente, la prioridad #1: el trabajo.
En segundo lugar, quizás la familia o amigos.
Leer, con suerte, se encontrará en el puesto #54.
Por ejemplo:
Por fin empiezas el libro que llevas tiempo queriendo leer. Te propones leer 1 hora al día y nadie va a detenerte… por ahora.
De pronto te llega un mensaje, lo ves para no ignorar a la persona que te lo envió. El mensaje tiene un link de una divertida página de Facebook.
Una cosa lleva a la otra y, al final, el tiempo que reservaste para el libro lo gastaste en lo mismo de siempre.
¿Qué interpreta tu cerebro con estos actos?
Que en la batalla “leer” vs “celular” el ganador es el segundo. El teléfono es prioridad sobre el libro.
De esta forma, tu cerebro va creando su tabla de prioridades con las siguientes reglas del juego:
- Cuando dos prioridades se enfrentan gana la que tiene una posición más alta.
- Cuando tienes una nueva prioridad, por ejemplo, hacer deporte, carece de posición determinada.
- Cuando una nueva se enfrente a una actividad de la lista de prioridades, el resultado determinará su posición en la tabla.
Por ejemplo:
Te propones hacer deporte. Si se enfrenta contra “amigos” que es una prioridad #5 y pierde, entonces “hacer deporte” es una prioridad #6, #7 o cualquiera mayor a #5.
Si por el contrario, te decides por el deporte aun cuando tus amigos te insisten, entonces “hacer deporte” se clasificará como prioridad #4, #3 o cualquiera menor a #5.
¿Qué sacar de todo esto?
Cuanto mayor prioridad tenga una actividad, más constante serás en ella. Cuanto más abajo esté en la tabla, menor prioridad tendrá para ti y, por ende, serás menos constante.
El secreto para ser constante y dejar de procrastinar en algo es: priorizarlo.
¿Cómo vas a hacerlo?
Necesitas dos armas infalibles: Preparar tu mente y crear un plan.
Primero: dispara con tu mente
Tatúate el porqué
¿Alguna vez has logrado algo que llevas tiempo tratando de conseguir? Después de lograrlo, ¿te sentiste decepcionado?
¡Evita eso! No gastes tus energías y esfuerzos en conseguir algo que después va a decepcionarte.
Cuando empiezas un nuevo propósito es fácil sentirte motivado y dispuesto a todo. Tus ojos sólo ven el resultado, la bonita punta del iceberg y te olvidas del porqué quieres eso (si es que hay un porqué).
Debes tener claro el porqué de tu objetivo, sino lo que haces perderá sentido para ti. Tu trabajo dejará de aportar a tu futuro, tus horas en el gimnasio serán grises y simplemente carecerás de energía para vivir al máximo.
Asegúrate de que quieres lo que quieres.
“Ningún viento es favorable para el que no sabe dónde va”.
-Séneca.
Ten un plan B
Agarra lápiz y papel.
Por raro que parezca, escribe una carta a tu “yo” del futuro.
Con tu objetivo en mente, dile lo orgulloso que estás de todo lo que ha conseguido. Recuérdale cuánto ha avanzado hacia su meta. Todo lo que ha luchado. Y sobretodo, recuérdale el porqué empezó.
Describe lo mejor que puedas la sensación que te produce pensar en lograr lo que quieres.
Ahora guarda esa carta siempre a mano, de forma de que cada día la leas. Lo que conseguirás con esta carta es:
- Motivarte.
- Reflexionar sobre el porqué de tu objetivo.
- Asegurarte de que vas por buen camino.
Mente presente, nunca ausente
Alrededor del 45% del tiempo que estás despierto vas en modo piloto automático. Sin pensar sobre las decisiones que tomas.
Por ejemplo:
Cuando decides hablar de un tema y no de otro, cuando te lavas los dientes, te bañas, etc.
Ahora tienes que tomar el mando.
Si quieres lograr tu objetivo es crucial que hagas el propósito de forma consciente. Piensa en voz alta “estoy comprometido a ser constante cada día en mi objetivo. Lo estoy y lo estaré”.
Puedes cambiar la frase.
Esta técnica obliga a la mente subconsciente a actuar ahora.
La vida es ahora
En la película Kung Fu Panda hay una escena digna de un filósofo:
“Después, mañana o dentro un mes, son imaginaciones de tu mente. No existen en la realidad, de la misma forma que no existe el pasado”.
Lo único que tienes es este instante, mientras lees este post ¿Por qué te preocupas por mañana o pasado?
Deja de pensar que debes ser constante hoy, mañana, pasado y el resto de días que te quedan de vida.
Si ahora es lo único que tienes, ahora es el único momento en el que debes ser constante.
“El hombre que sufre antes de lo necesario, sufre más de lo necesario”
-Séneca
Evita caer en la tentación
¿Te acuerdas de la sensación de esperar a los Reyes Magos o a Santa Claus? ¿Recuerdas los sentimientos de alegría? ¿Y recuerdas qué pronto se apagó esa llama? ¡Pronto dejaron de importarte los juguetes!
Lo que ocurre es que los sentimientos y pensamientos son pasajeros. Con el tiempo desaparecen.
Usa eso a tu favor. Cuando te rehúsas a ir al gimnasio, salir a correr o hacer lo que tienes que hacer, recuerda que ese sentimiento es pasajero. En cuanto te levantes y hagas lo que te propusiste, se disolverá.
En resumen, para preparar la mente sigue estos 4 pasos:
- Define el porqué de tu objetivo.
- Decide conscientemente que serás constante, con todo tu ser.
- Solo ahora existe.
- Los sentimientos y pensamientos son pasajeros.
Segundo: Explota tu plan maestro
Crear un plan es trazar una hoja de ruta para llegar a un lugar. Una vez lo tengas listo ya tienes donde ver los pasos a seguir.
El plan te evitará esfuerzos innecesarios y tener que decidir en la tensión del momento.
¿Cómo creas un plan?
Tienes que dividir tu objetivo en pequeñas metas, que puedas cumplir día tras día.
Por ejemplo:
Perder 10 kilos: hacer 20 minutos de ejercicio cada día y comer verduras en el almuerzo y cena.
Lo importante es que empieces por pequeños pasos. Una vez tengas claro las acciones que vas a hacer, utiliza la fórmula de las 3R:
- Recordatorio
- Rutina
- Recompensa
Una estrategia que funciona excelente es un calendario. Suena simple y lo es. El hecho de tachar un día por haber cumplido con lo que te has propuesto te motiva a hacerlo día tras día.
Debes colocarlo en un lugar visible y al que vayas todos los días.
5 Estrategias cuando no funciona nada de lo anterior
Aunque te motives diariamente con el calendario y la carta a ti mismo, aunque tengas claro que esos momentos en los que quieres abandonar son pasajeros, aunque vivas el ahora, todavía existirán días en los que las ganas de procrastinar te vencerán.
Para esos momentos, en los que estás a punto de abandonar:
1. Si no puedes contra tu enemigo, únetele
Es imposible resolver un problema emocional con la razón. Eres un ser emocional, la razón siempre perderá la batalla.
Para luchar contra la flojera, miedo o temor debes usar, en lugar de la razón, emociones.
Emociones vs emociones.
¿Cómo? En esos momentos de tentación recuerda el porqué o qué significa eso para ti.
Solamente tú conoces la verdadera razón que te impulsa a ir al gimnasio, leer más o ser más productivo.
En primera instancia, usa una emoción positiva, si no funciona, usa una negativa.
Por ejemplo:
Hoy te toca salir a correr pero estas negado, te da flojera salir.
Sincérate contigo, lo que hoy te ha frenado será lo que mañana te frene. Si hoy vence la pereza, probablemente mañana también. Y pasado. Y al otro.
Te has fallado a ti mismo en tu promesa ¿Obtendrás los resultados que deseas?
2. Eres un águila, no una hormiga
De nuevo esa lucha en tu interior ¿En qué consiste la estrategia del águila?
Evita mirar esa lucha desde la posición de una hormiga. Mírala como si fueras un águila.
En los ojos de una hormiga todo parece aplastante. Si ves la lucha desde esta posición la flojera parecerá un rival imposible de derrotar. Si lo ves desde la posición de un águila todo parece muy pequeño, incluso la gigante flojera.
¿Cómo? Compara tu pequeño problema frente a problemas del mundo real, con los que estés sensibilizado.
Por ejemplo:
Qué insignificante es tu problema de querer permanecer en la cama frente al problema que tiene la gente obligada a ir a la guerra. O frente a la falta de comida que sufren niños desnutridos.
3. Actúa ¡Gánate un Oscar!
Siguiendo con el ejemplo de no querer salir de la cama para ir a correr. Cuando esto ocurra pon la voz más ridícula que puedas y ten una conversación contigo mismo.
Con esto conseguirás ridiculizar la situación que nos causaba el enfrentamiento.
Pruébalo en tu caso particular. Esta técnica se vuelve más y más efectiva cada vez que la usas.
4. ¡Compite! Pero con precaución
A muchos los motiva la competencia. Aunque compararse con los demás continuamente es dañino, de vez en cuando te puede impulsar a dar el paso que te faltaba.
Evita que sea una estrategia a la que recurras siempre. Pero puedes utilizarla de vez en cuando, repitiendo: “Si alguien puede hacerlo, yo también.”
5. Eterna pretemporada

Todo está perdido. Ya fallaste a tu meta ese día. Utiliza este truco para minimizar los daños.
Si has estado a dieta sabrás que cuando tienes una comida pecaminosa, tu mente piensa: “bueno, hoy ya me salí, así que comeré todo lo que quiera".
Mientras, abres un paquete de galletas y te dispones a comerlo sin ningún remordimiento.
¡Evita eso! Piensa que estás en pretemporada.
Los equipos, en pretemporada, evitan dejarse llevar como si fueran vacaciones locas sin pensar en cómo afectará su rendimiento. En ese momento, los equipos se preparan para darlo todo cuando llegue la hora de la verdad.
La misma actitud debes tener tú. Evita tirar todo por la borda. Sólo es un fallo. Mañana es un día nuevo, así que es mejor que sigas practicando aunque hayas fallado 1 vez.
Y ahora, ¡a la Batalla!
Tu mente manda a partir de hoy.
Concéntrate y da todo tu esfuerzo en cada paso. Sé mejor cada día.
Está en ti lograr tus metas, en más nadie.
Agota los recursos, pero nunca te des por vencido. La peor batalla es la que no peleas.
El tiempo perdido, perdido está y perdido se queda.
¡Aprovecha cada segundo! La vida es demasiado corta como para desperdiciarla en cosas que evitan tu superación personal.
Llega a tu meta, el momento es ahora.
Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes… Estás en lo cierto.
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Nota del Editor: Este artículo apareció originalmente en Caminar es medicina

Sobre el Autor
Joan Climent tenía problemas con su peso, sufría de ansiedad. Esto lo llevó a aprender la lección más importante de su vida: "Los verdaderos cambios empiezan desde adentro". Ahora escucha a su cuerpo, bajó de peso y controla su ansiedad. El camino hacia está lección puede ser duro, por eso se convirtió en Coach Certificado, para ayudar a los demás en esta dura travesía. Visítalo en Facebook o en su página web.