Con tantas cosas que puedes comer y que entran en tus macros, sin darte cuenta te estás alejando del camino para llegar a tus objetivos, descubre por qué y cómo solucionarlo…
“¿Mi flexibilidad en la dieta me podrá afectar?”
No eres el único en preguntarte esto.
No eres un principiante en el mundo de la dieta flexible. Ya conoces algunos conceptos.
Ya cuentas tus macros desde hace un tiempo.
Y ya sabes que no es necesario morirte de ansiedad ni ser el ermitaño que evita eventos familiares para no exponerse a la tentación.
Mientras avanzas en dirección a tus metas te encuentras con nuevos retos.
Buscas más que solo alimentarte o lograr tus macros.
Estás dudando constantemente de si comer o no comer “x” cosa o si deberías de comer una ensalada porque hace días no te comes una.
Ahora empiezas a pensar en la fibra y micronutrientes que no has cumplido.
¿Cómo saber si realmente obtienes lo que necesitas de tu dieta?
Es decir, te confunde ver a las personas que practican este estilo de vida compartiendo comidas deliciosas (no tan nutritivas) la mayor parte del tiempo.
Y, la verdad, lidiar con la situación de juzgarte entre ser “demasiado” flexible o “poco” flexible puede ser tedioso. Además, puede terminar distrayendote de la verdadera ventaja de la dieta flexible: disfrutar tu estilo de vida.
La buena noticia es que esa confusión viene de una mala interpretación de la regla de oro de la dieta flexible.
Te lo voy a explicar...

La malinterpretación
Cuando empecé a llevar este estilo de vida flexible, viniendo de una dieta “limpia” y estricta, fue como saborear el paraíso: donas, pizza, papas fritas, helado…
Todo eso a mi disposición ahora. Todo lo que antes consideraba expresiones del mismísimo mal.
Pasé de puro brócoli hervido y arroz integral (en la mejor comida) a todo lo anterior y se abrió un mundo de posibilidades.
El cambio fue muy brusco porque me dominaba la ansiedad, los antojos y tenía una mala relación con la comida.
Entonces mi dieta flexible era básicamente comer lo que muchos consideran comidas “sucias”, pasaba a puras Oreos y chips más que todo.
Aunque cumplía mis objetivos calóricos y los macros (a veces), al poco tiempo no me sentía muy bien. Era un sentimiento general de que algo le faltaba a mi cuerpo, hasta cansancio y no siempre me satisfacía mucho con estas comidas.
Cuando llegué a ese punto me dí cuenta de que eso no es la dieta flexible.
Y es que cuando te pasa algo similar terminas con muchas dudas acerca de cómo estructurar tu dieta y como llegar a un nivel en tu alimentación donde te sientas bien con ella y puedas adaptarla a tu estilo de vida a lo largo del tiempo sin sufrir a cada minuto.
Y en mi caso, la duda era grande y duró bastante tiempo.
Un día buscando por internet conseguí la herramienta que cambiaría, de allí en adelante, la forma en que he llevado la dieta flexible y que haría que todo cayera en su lugar.
La regla 80/20.
Primero lo primero y con eso me refiero a que antes de irte con nuevas estrategias de dieta, como ayuno intermitente o el uso de suplementos para potenciar tus resultados, tienes que dominar lo básico.
La forma de hacer que funcione la dieta flexible es la regla 80/20, lo que quiere decir es que el 80% de tu alimentación se componga por alimentos nutritivos, por ejemplo, carnes bajas en grasas saturadas como el pescado, pollo, pavo, combinaciones de frutas y vegetales, carbohidratos no muy refinados como la papa, avena, granos integrales, grasas saludables como aceite de oliva, aguacate…
Y el restante 20% sea de los alimentos más codiciados, pizzas, hamburguesas, helados, dulces, frituras…
Este principio se relaciona con el principio de Pareto que dice según el psicólogo Marc Rodríguez (2016), “…el 20% de lo que empleas genera el 80% de lo que se obtiene y en el sentido inverso, el 80% de lo que inviertes genera únicamente un 20%”.
Por ejemplo, ¿Por qué en las empresas hay personas que realizan su trabajo a tiempo mientras otros hacen largas horas extra?
Aquí entra en juego este principio, teniendo labores similares e incluso iguales algunos empleados terminan su trabajo a tiempo al concentrarse en las actividades más productivas, enfocando en ellas el 80% de sus esfuerzos, mientras que el restante 20% lo enfocan en otras actividades.
Por otro lado, la mayoría trabaja horas extra porque el 80% de su tiempo lo invierten en actividades no tan productivas que solo les da un 20% de resultados.
Si la vida te da limones…
Con el conocimiento lo que puedes hacer es usar ese porcentaje a tu favor, y enfocándote en lo que te dé más resultados y luego en el restante.
En el camino de dieta flexible muchas veces te enfocas en comer un 80% de comidas poco nutritivas mientras que el 20% son las que más le aportan a tu cuerpo.
Supongamos que una persona tiene que consumir 2000 calorías al día para mantener su peso, ahora de ellas, 1600 calorías (80%) deberían provenir de alimentos densos en nutrientes y las restantes 400 calorías (20%) de alimentos no tan nutritivos.
Ahora vas a ver más razones para aplicarlo…

¿Qué pasaría si no cumples tus requerimientos de micronutrientes y fibra?
Si decides no cumplir tus requerimientos de micros y fibra, aún cuando encajes perfectamente tus macronutrientes, te estas exponiendo a:
● Menor rendimiento en tus entrenamientos.
● Menor recuperación del entrenamiento.
● Riesgo de algunos tipos de cáncer.
● Enfermedades del corazón.
● Accidentes vasculares cerebrales.
● Diabetes.
● Debilidad inmunológica.
● Anemia.
Entre otras cosas pero estoy seguro que ya entendiste el punto.
Un informe de la salud mundial de la OMS (2002) dice, “Cada año podrían salvarse hasta 1,7 millones de vidas si hubiera un consumo mundial suficiente de frutas y verduras”.
En tus entrenamientos te podrías ver afectado al tener más cansancio a lo largo del día, te vas a sentir más débil, los calambres musculares aparecerán fácilmente y hay riesgo de fracturas con poco esfuerzo.
Ese camino tiene un destino y es alejarte de lo que tanto te gusta.
Tú que levantas pesado y te gusta mejorar tus marcas cada día ¿Crees que vale la pena perder ese progreso? y más allá de eso está el riesgo de tu salud.
El otro extremo

Ya aprendiste que hay que comer alimentos más nutritivos para mejorar la calidad de entrenamiento y de vida en general.
Puede que ahora pienses o que hayas realizado un dieta 99% comida densa en nutrientes y 1% para darte gustos.
Aunque en este enfoque te encargas de minimizar las consecuencias mencionadas anteriormente pero esto puede desencadenar otros retos y es que la importancia de un plan alimenticio para lograr un objetivo radica en tu habilidad de apegarte al plan a lo largo del tiempo.
De no ser así eso podría llevarte a trastornos alimenticios y a una mala relación con la comida, lo que desencadenaría en una mentalidad de “todo o nada”, al darte un gusto llegas a pensar que ese día ya no valió la pena y caes en la tentación generando un ciclo de nunca acabar.
Como dice un estudio de la Universidad de Louisiana entre las correlaciones más importantes por Smith CF, et al (1999), “…la relación entre la dieta flexible y la ausencia de la sobrealimentación, menor porcentaje de masa corporal y menores niveles de depresión y ansiedad”.
Este mismo estudio menciona la relación entre la dieta restrictiva con los atracones o la alimentación descontrolada.
¿Que sería lo mejor entonces?
Las recomendaciones son sólo un parámetro y lo ideal sería obtener medidas personalizadas especialmente para ti y así sacar el máximo de tu potencial.
● Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (2016) recomienda, “…como objetivo poblacional la ingesta de un mínimo de 400g diarios de frutas y verduras (excluidas las patatas y otros tubérculos feculentos) para prevenir enfermedades crónicas… así como para prevenir y mitigar varias carencias de micronutrientes…”
● Una medida para acercarte a un consumo de fibra ideal es que calcules 10g por cada 1000 calorías que consumas y en manera más general la OMS y la FAO recomienda de 25-30g al día.
● Distribuir tus calorías (80/20) para que puedas llevar una alimentación balanceada y constante.
● No te obsesiones y disfruta cada momento del proceso que para eso es la vida.
Equilibrio, la palabra clave

Lo importante es tener un equilibrio y esto se va a dar alimentándote de la mejor manera, cumpliendo tus requerimientos nutricionales y comiendo variado, incluyendo frutas y vegetales, alimentos nutritivos en general.
No implica que tengas que dejar de lado otras comidas no tan nutritivas, siempre vas a poder disfrutar de estas, pero recordando que lo importante es que no sean la base de nuestra alimentación.
Un elemento crucial en tu estilo de vida debe ser la sostenibilidad de tu alimentación para el logro de tus diferentes metas y de no conseguirlo vas a pasar teniendo pequeños logros a corto plazo y luego perdiendo todo el progreso poco tiempo después en un ciclo de no acabar…
Ahora puedes poner en práctica la información y seguir disfrutando de tu alimentación llegando a tus objetivos, sintiéndote mejor y comiendo delicioso a la vez.
Ese es el mejor camino para conquistar el cuerpo que quieres.
Referencias:
Rodríguez, M. (2016). Principio de Pareto o regla de 80/20: ¿qué es y cuál es su utilidad? 21/09/2016, de Psicología y mente. Recuperado de: https://psicologiaymente.net/empresa/principio-pareto-regla-80-20
Smith, CF. Et al. (1999). Flexible vs. Rigid dieting strategies: relationship with adverse behavioral outcomes. 21/09/2016, de US National Library of Medicine National Institutes of Health. Recuperado de: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10336790
Organización Mundial de la Salud. (2015). Alimentación sana. 21/09/2016, de OMS. Recuperado de: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs394/es/
Secretaría de Salud de México. (2016). ¿Cuánta fibra dietética se debe consumir? 22/09/2016, de gob.mx. Recuperado de: http://www.gob.mx/salud/articulos/cuanta-fibra-dietetica-se-debe-consumir
Licata, M. (2016). Las carencias nutricionales y el estado físico. 26/09/2016, de Zonadiet. Recuperado de:http://www.zonadiet.com/salud/carencias-vitaminicas.htm
UNICEF. (2016). Micronutrientes. 26/09/2016, de UNICEF. Recuperado de: http://www.unicef.org/spanish/nutrition/index_iodine.html